LIBERTAD CONSTITUYENTE
!YA!


Mientras no exista REPRESENTACIÓN ni SEPARACIÓN DE PODERES, los partidos políticos controlarán la nación española. El Pacto y el consenso es el enemigo número uno de la libertad política.

Porque la libertad no se otorga ni adviene, se conquista. MCRC por la República Constitucional.


viernes, 24 de febrero de 2017

La crisis existencial de Europa



PROGRAMA DE CADENA IBÉRICA PRESENTADO POR DOMINGO GONZALEZ, DONDE SE ENCUENTRA UN ANÁLISIS CRITICO, PENSAMIENTO E IDEAS.

Este ensayo realizado por el profesor Dalmacio Negro en 2004 aborda la crisis existencial que Europa vive en su conflicto interno por o contra la religión. Una situación que podría calificarse de paradigma histórico pues jamás civilización alguna conoció un problema de tal naturaleza, en el que todo un continente intenta zafarse abiertamente de la religión que la ha concebido sin poder dejar de estar, paradójicamente, en continuo diálogo con ella. De tal modo que el que hasta hace unos siglos fue el continente más eminente, influyente, misionero y dinámico del planeta es el mismo que ahora existe de manera más remota, anémica y desorientada. Una Europa que, aún a expensas del auxilio que le confieren multitud de agentes externos y de su manifiesta impotencia desde hace ya algo más de un siglo, no parece tener nunca la pretensión de renuncia a su primacía histórica.

Entre el escepticismo acerca del proyecto de unificación política europea, el insustancial paficismo humanitarista que lo sustenta como ideología de base, la creciente influencia de la religión islámica en países como Francia, la incertidumbre existencial relacionada con la cuestión de la natalidad, la estética postmodernista asentada tras mayo del 68, el problema financiero y de propiedad, el auge de ciertos nacionalismos con una deriva aún más progresista, el general hastío consecuencia de la increencia y la escasa respuesta muchas veces por parte del clero y de los laicos, podemos afirmar que Europa se encuentra ante una gran encrucijada que seguramente no esté sabiendo interpretar.

La pregunta pertinente es entonces si Europa es capaz de encontrar una identidad y un sentido con ese extraño odio hacia sí misma, ya que si sólo consigue, como decía el cardenal Ratzinger hace unos años en el Senado italiano, “ver de su propia historia lo que es censurable y destructivo, al tiempo que no es capaz de ver lo que es grande y puro”, no le quedará más que reinventarse a partir de la nada, como parece estar haciendo especialmente en estos momentos. No obstante, la fisionomía de Europa es y seguirá siendo cristiana, y la tesis de fondo en este libro es que hasta el nihilismo con que hoy ineludiblemente nos topamos tiene unos rasgos configurados por el cristianismo.



Ese sentido del yo del nihilismo siempre va a encontrar en algún momento una brecha en la idea de “relación”, igual que en la de “trascendencia” y es muy seguro que, instalados en el voluntarismo absoluto, el futuro inmediato de Europa se juegue razonablemente en la respuesta creativa proveniente de estas dos realidades. El porvenir deberá de distinguirse del futuro; la promesa, del proyecto político. La brecha del nihilista es oportunidad de encuentro y el escenario está servido. 

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