Gran parte del agujero estatal procede de los miles de millones de euros de dinero público utilizado para rescatar a los bancos. Ellos asumieron los riesgos y se lucraron con sus operaciones. Nosotros financiamos su caos y pagaremos la deuda que ellos dejaron a intereses desorbitados. Esa deuda generada por el rescate a los bancos se seguirá pagando con el dinero de tod@s. Con subidas de impuestos indirectos como el IVA. Y recortando prestaciones sociales y servicios públicos esenciales para la sociedad. Con altos intereses de momento gana la Banca.
Nos dicen que no queda dinero para gasto público que sostiene nuestro estado de bienestar, es decir, la sanidad pública, la educación pública y demás servicios sociales que debe atender el Estado que recauda nuestros impuestos. Al no haber dinero por estar cerrado el grifo del crédito para los autónomos y pequeñas empresas, -que generan el 80% de los puestos de trabajo- estás a su vez no contratan o quiebran. Con la reforma laboral hecha a la medida de la gran patronal empresarial, se abarata el despido que es aprovechado por la gran empresa para reducir plantilla y así elevar los beneficios disminuidos por la falta de consumo causada por la escasa circulación de dinero producida por la escasez en el sistema de crédito. El Estado ve disminuidos sus ingresos por la falta de actividad económica, al aumentar el paro, -que se situa en el 21%-, bajan las cotizaciones a la seguridad social y otros impuestos derivados con las plusvalías del trabajo y el Estado decide recortar más las prestaciones por desempleo de los parados, para incentivarles a buscar un empleo que no existe, y a su vez anima a los jóvenes a buscarse la vida en otro país. Al disminuir la actividad económica y entrar en depresión, la financiación del Estado en los mercados internacionales salen mucho más cara al aumentar la prima de riesgo,-408 puntos hoy-, ya que ven que el Estado puede tener problemas para devolver el dinero prestado.
De manera que vendemos menos, compramos menos, los precios suben por el aumento del IVA, sube la luz, el gas, la gasolina, los impuestos también y cada día que pasa el cabreo de la ciudadanía se acrecenta proporcionalmente a la suma de todos los recortes elevados a la cuarta potencia.
Por si esto último fuera poco con el apoyo de políticos obscenos que obligan a los ciudadanos a sacrificarse para pagar deudas que no son suyas.
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