En este viaje por el tiempo, esta tendencia se agravió desde la década de
los 70 del siglo XX, hasta el punto en que se crearon unas estructuras
económicas tan poderosas que acabaron imponiéndose al Estado. Los
tentáculos de dichas estructuras llegaron a los medios de comunicación,
los cuales, se posicionaron claramente al servicio de los intereses, acompañándonos en el viaje hacia esta falsa apariencia. Ellos nos vendieron ideas para estimular nuestro consumo y engrasar así el modelo de vida de quienes controlaban el sistema. Pero lo más grave, finalmente, es que los medios acabaron construyendo buena parte de nuestra realidad. Y nosotros lo asumimos.
Hoy, justo cuando el mundo entero ha tambaleado con el colapso de estas estructuras, buena parte de la
sociedad ha empezado a darse cuenta de que
para progresar socialmente no necesitábamos crear sistemas económicos tan complejos ni tan avariciosos. Que los verdaderos propósitos no seconseguían con el dinero. Que aquello que buscábamos como raza global no estaba en el valor de las divisas. Sino que lo que realmente ansiamos está en cada uno de nosotros.
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