LIBERTAD CONSTITUYENTE
!YA!


Mientras no exista REPRESENTACIÓN ni SEPARACIÓN DE PODERES, los partidos políticos controlarán la nación española. El Pacto y el consenso es el enemigo número uno de la libertad política.

Porque la libertad no se otorga ni adviene, se conquista. MCRC por la República Constitucional.


jueves, 9 de agosto de 2012

El hambre llama a la puerta

Las expropiaciones proletarias a supermercados han puesto nerviosos a los burgueses y a sus mariachis. No saben qué hacer porque les han dado donde les duele, es decir, en la propiedad privada, y dada la situación social su miedo es que este tipo de acciones se extiendan como reguero de pólvora. Se imaginan los palacios de señoritas convertidos en consejos obreros y tienen que tirar de ansiolíticos para poder pasar la tarde. Incluso nos hablan de "la ley de la selva" cuando cada vez es más difícil llevarse algo a la boca o vivir bajo techo. Cualquiera podría pensar que el desorden actual es precisamente la ley de la selva y que lo que pretenden las expropiaciones no es otra cosa que poner un poco de orden. Algo así como que los alimentos que lucen los burgueses en sus escaparates terminen en los estómagos de los obreros o que los millones de viviendas vacías sean ocupadas por desahuciados.


Cualquier persona que se detenga a pensar cinco minutos entiende que el hambre que sufren muchos obreros no se debe a la escasez sino a que los explotadores acaparan los alimentos en sus almacenes poniéndolos a la venta a precios inalcanzables. Es decir, la industria de la alimentación en manos privadas es incapaz de satisfacer las necesidades de los trabajadores, tan solo sirve para el lucro de la burguesía. Naturalmente comerciar sobre nuestra hambre está protegido por la ley, así como la ley protege los desahucios, los despidos, las privatizaciones de la sanidad y la educación, es decir, todo lo que beneficie a la burguesía, pues el derecho en un régimen burgués, fundamentalmente, gira en torno a la defensa de la propiedad privada. Discutir sobre la legalidad de una expropiación proletaria es tan ridículo como pedir permiso a la burguesía para construir el socialismo. Para un burgués expropiar alimentos en un supermercado es un pecado capital sencillamente porque va en contra de sus intereses, de ahí que se pongan como fieras y dediquen horas y horas a lanzar sermones en televisión sobre lo bueno que es ser un pobre honrado que se alimenta de la caritativa mano de la iglesia o de los no menos caritativos cubos de basura, las dos principales salidas que brindan en este maravilloso Estado social y de derecho, y que no deja de ser uno de los métodos que utilizan los explotadores para controlar y mantener mansa a la clase obrera.


Fuente: elcaminodehierro

 

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