LIBERTAD CONSTITUYENTE
!YA!


Mientras no exista REPRESENTACIÓN ni SEPARACIÓN DE PODERES, los partidos políticos controlarán la nación española. El Pacto y el consenso es el enemigo número uno de la libertad política.

Porque la libertad no se otorga ni adviene, se conquista. MCRC por la República Constitucional.


martes, 21 de febrero de 2012

La doctrina del miedo

Ya Maquiavelo analizó cómo se hacen obedecer los gobernantes; hay dos formas, decía, haciéndose amar por sus súbditos -ahora diríamos por los gobernados-, o haciéndose temer. La obediencia, el sometimiento de los más a los menos, era el objetivo de aquellos príncipes crueles, refinados y absolutos, que Nicolás Maquiavelo tomó como modelos y describió en su conocida y brillante obra, precursora de la ciencia política. Desde altos estamentos económicos y en complicidad con políticos preocupados mas por su posición política que por el bienestar general y medios de comunicación masivos sometidos a las leyes de la audiencia.



Nos están enviando un mensaje de pánico, encubierto en una maraña de teorías económicas nos dicen que esto se hunde. Que la vieja y solida Europa tienen grietas, que el futuro de cada uno de nosotros es incierto que no sabemos, como, donde y de que vamos a vivir mañana. El miedo se instala en nuestras cabezas y en nuestros corazones. Nuestro futuro y el de nuestros hijos están en juego. Derechos fundamentales de las personas pasan a ser algo secundario, los convenios laborales son papel mojado, los trabajadores extranjeros son competidores, nuestros mayores una pesada carga social.




Cualquier política presentada como un modo de arreglar las grietas es aceptada por muy antisocial y antihumanitaria que sea. Desde los altos estamentos económicos nos dictan los remedios que los políticos aplican sin apenas oposición popular. Porque con el miedo en el cuerpo elegimos la esperanza de que cualquier medida impida la inminente catástrofe y apenas nos sale un lamento inaudible por lo que en otras circunstancias nos parecería inadmisible.

¿Quién se atrevería pedir un aumento de salario? ¿O mejores condiciones laborales? ¿Conciliaciones de vida familiar y laboral? ¿O más presupuesto para educación o sanidad?

¿Quién abrirá la boca por los trabajadores inmigrantes cuando ya se está planteando que no tengan los mismos derechos que los comunitarios?

Reconozcámoslo nos están domesticando a base de miedo y con eufemismos baratos donde reducir derechos es “flexibilizar el mercado laboral”.


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