LIBERTAD CONSTITUYENTE
!YA!


Mientras no exista REPRESENTACIÓN ni SEPARACIÓN DE PODERES, los partidos políticos controlarán la nación española. El Pacto y el consenso es el enemigo número uno de la libertad política.

Porque la libertad no se otorga ni adviene, se conquista. MCRC por la República Constitucional.


viernes, 12 de junio de 2020

La libertad política en España es posible



El modelo de partidos de integración de masas, sustituyendo al de representación, se incorporó a la estructura de los Estados europeos de la postguerra, salvo en el Reino Unido y Francia, dando lugar a la degeneración de lo público y a la absoluta falta de representación de la sociedad en el Estado de partidos. La probidad personal y la inteligencia social, concurriendo en almas sensibles ante la injusticia, la mentira y el abuso de poder, son para el valor ciudadano lo que el viento para el fuego. La Teoría Pura de la República Constitucional, en tanto que teoría del poder y filosofía de la acción colectiva, es consciente de ser la única alternativa de la libertad política al Estado de partidos. Sin libertad política la distinción derecha/izquierda carece de color. Todos los partidos estatales son pardos. El pueblo es una abstracción a la que recurre el discurso político para hacerlo sujeto imaginario de la acción, si una parte pequeña del mismo puede imponer su libertad al resto.

El Estado de partidos vive de ilusas pretensiones democráticas y se alimenta con los productos fraudulentos de su propia ilusión de progreso material, ¡en un estercolero moral! La crisis económica no se aliviará, en los hogares y mesas de la cotidianidad, con las letanías edulcoradoras de la realidad que articulan los sermones políticos de “autológoi” ( verbos encarnados en sí mismos, homónimos de sí mismos, como Dios ). Lo imaginable, la libertad política en una República inteligente y sincera, sacaría a los partidos del seno estatal para civilizarlos en el de la sociedad civil, hoy confundida con la económica o la comunidad nacional.   La fuerza política de los deseos de liberación colectiva que parten de espíritus vivientes en la verdad=libertad, estará comprimida por los partidos estatales, hasta que un movimiento ciudadano ponga a la parte activa de la sociedad civil, con una acción crucial, ante la evidencia de que la única verdad política es la libertad de los demás.

El Estado de partidos prohíbe el mandato imperativo de los electores, pero basa la representación proporcional en el mandato imperativo de los jefes de partido. Se dice que la soberanía reside en el pueblo, pero con la prohibición a este fantasmagórico soberano de dar instrucciones a sus mandatarios, ni siquiera haciendo vinculantes las promesas que le hicieron los partidos estatales para ser elegidos. Y se prohíbe que revoque el poder dado a sus diputados. Con el monopolio de la representación, los partidos estatales asesinan al sentido común. El poder electoral no está en los votantes a listas predeterminadas, sino en la media docena de jefes de partido que hacen las listas. El consenso de sus voluntades particulares pretende ser la voluntad general.   Contra esta farsa de libertad política viene la República Constitucional.
  
Artículo completo: La Teoría pura de la República,

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