LIBERTAD CONSTITUYENTE
!YA!


Mientras no exista REPRESENTACIÓN ni SEPARACIÓN DE PODERES, los partidos políticos controlarán la nación española. El Pacto y el consenso es el enemigo número uno de la libertad política.

Porque la libertad no se otorga ni adviene, se conquista. MCRC por la República Constitucional.


lunes, 8 de julio de 2013

Ideología neoliberal en el poder (1ª parte)

a) Retorsión de los conceptos: Por ejemplo, la internalización de la equivalencia entre los conceptos “libertad” y ”seguridad”. Así, el “Plan de Garantía de los Servicios Sociales” de Castilla La Mancha es simplemente el programa de recortes de Cospedal. ¿Cinismo? Desprovista la crítica de su contenido moralista, diríamos que se trata de pura ideología. Pues lo peor de todo es que la mayoría social acaba creyéndoselo, lo mismo que sus propios autores, que acaban creyéndose sus propias mentiras. Otro ejemplo: el “Proceso de regularización de activos ocultos” es la amnistía fiscal de Montoro; y la “Ley de la Economía Sostenible” de Zapatero no era sino el anuncio del viraje que le había impuesto la UE hacia la estrategia de los recortes en nombre del dogma neoliberal de reducción a toda costa del déficit público. En nombre de la sostenibilidad se afirma que“hemos despilfarrado” en el pasado (inversión de las culpas desde los promotores a sus víctimas), o que “la sanidad gratuita es insostenible” (ocultando el verdadero interés de privatizarla, para promover el negocio de los amiguetes del Carajillo Party), o que “los padres tienen derecho a que los colegios enseñen religión a sus hijos” (cuando se trata de seguir privilegiando el status de la Iglesia Católica en el sistema educativo español), o el mensaje archirrepetido por Gallardón del “derecho a la vida” o de “proteger los derechos de la madre” o “de los no nacidos” (como si con el reconocimiento del derecho al aborto alguien quisiera abortar por capricho o imponer el aborto a quien desee mantener el embarazo hasta sus últimas consecuencias, incluso con riesgo de la propia vida de la madre), o el slogan de “hacer una nueva reforma laboral para crear empleo” (cuando la experiencia nos ha demostrado en múltiples ocasiones que estas reformas laborales que “flexibilizan” el mercado de trabajo sólo sirven para favorecer el despido masivo de trabajadores y abaratar los salarios, precarizando las relaciones laborales y recortando derechos hasta límites otrora insospechables en la España que creíamos “democrática”). Y así sucesivamente.

 b) Usurpación de la terminología de la izquierda. La derecha se apropia del lenguaje de la socialdemocracia o de las consignas socializadoras. Así, Rajoy y Arenas han utilizado en 2011 la imagen del “cambio” que llevó a Felipe González a La Moncloa en 1982. Los neoliberales de hoy se presentan como “reformistas”, mientras achacan a las políticas de los sindicatos que son “anticuadas, reaccionarias y antisociales”; y presentan las reformas actuales “conquistas históricas” o “revolucionarias”, cuando en realidad son recortes de salarios y derechos, y una vuelta a las políticas del siglo XIX o más atrás. Lo que Tathcher y Reagan hicieron fue la “revolución conservadora”, según los neoliberales, cuando en para favorecer la acumulación de capital requerida por la adecuación de sus privilegios en plena revolución tecnológica.

realidad se trataba de reinstaurar el darwinismo social, la meritocracia elitista del Antiguo Régimen heredada por las burguesías triunfantes surgidas al calor de la revolución industrial,

 c) La estigmatización de los servidores públicos y de la actividad colectiva o cooperativa: los médicos, enseñantes, funcionarios, estudiantes y trabajadores fijos son parásitos ineficientes, y los parados son holgazanes a los que hay que meter en cintura para que no dilapiden en subsidios el dinero público, dándoles una segunda oportunidad con más cursillos formativos, más títulos (para exhibirlos infructuosamente en su búsqueda de empleo), o sobreexplotándolos en contratos de “colaboración social”, o exhibiéndolos como beneficiarios de la reforma laboral. Grifols, un empresario farmacéutico de ideología neoliberal al uso, ha propuesto que los parados donen sangre, equiparando a los parados con una especie de desechos corporales mercantilizables, como si de el cerdos se tratase, de los que se aprovecha todo, hasta los andares. Lo mismo pasa como los usuarios de la sanidad pública, cuya enfermedad se convierte en fuente de mayor déficit público, por lo que deben copagar la asistencia y los medicamentos, pues su debilidad individual empobrece a la nación, al colectivo. Excuso decir la atención a los inmigrantes, que son una especie de turistas gorrones, a los que se debe impedir que se lucren de la riqueza colectiva, expulsándolos de los mecanismos de seguridad, protección y salud públicos.

Fuente: "La ocupación del lenguaje", la cuarta página, 1 de septiembre de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario