LIBERTAD CONSTITUYENTE
!YA!


Mientras no exista REPRESENTACIÓN ni SEPARACIÓN DE PODERES, los partidos políticos controlarán la nación española. El Pacto y el consenso es el enemigo número uno de la libertad política.

Porque la libertad no se otorga ni adviene, se conquista. MCRC por la República Constitucional.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Lo que realmente necesitamos

¿Qué factores de son los que realmente contribuyen a nuestro bienestar y felicidad? Son, indiscutiblemente, elementos más relacionados con nuestras necesidades reales y profundas y con nuestra realización que el interés propio, que el propio Mark Twain señalaba que es algo que acaba siendo malo para uno mismo (de una forma holística). Sin embargo incentivos basados en factores como el prestigio o el bien común tienen un largo camino para ser aceptados masivamente, se podría decir que nuestra crisis es una de consciencia: al final todo es una cuestión de autoconciencia y de empatía, y, ligado a ello, de capacidad de conectar con tus verdaderas necesidades y con las de los demás, las materiales nunca lo son, son realmente una droga que en poco tiempo te deja tan vacío como antes. Cabría señalar que en esta cuestión el condicionamiento cultural es clave, incide mucho sobre nuestra percepción de lo que realmente necesitamos, pero es incuestionable que la crisis de consciencia y la desconexión con nuestro ser y con el universo es real –falta de inteligencia espiritual- y sólo en la medida en que se eleve ese nivel de consciencia emergerá un sistema económico con otro paradigma microeconómico que sea sentido como el adecuado y que, agregadamente, garantice nuestra felicidad. Ciertamente el sistema actual no ha sabido gestionar la codicia humana, ponerle freno, reconducirla, saberla canalizar de una forma inteligente, pero el problema no es de sistema económico, es de consciencia como especie.
 Mientras prime lo materialista sobre el asombro o la sabiduría, la economía no puede evolucionar realmente. Cabe esperar que los valores postmaterialistas –término acuñado por Ronald Inglehart- tales como autorrealización, unión o participación sigan ganando peso en la sociedad, si bien la actual crisis, con el pánico y schock/parálisis que genera en las personas, pueda suponer un retroceso en esta necesaria evolución en la consciencia colectiva, es una gran prueba para todos en ese sentido.


 ¿Cómo debemos denominar a las utopías viables y urgentemente necesarias? Las utopías nos anticipan y abren caminos a las transformaciones, es el principio de todo progreso. Probablemente es razonable afirmar que cualquier avance y humanización en la economía que rige nuestras vidas no debería calificarse jamás como utopía, más bien habría que decir que el mundo y el sistema actual es una distopía, la antitesis de lo posible y deseable en mil aspectos, un fracaso catastrófico. G. García Márquez afirmaba creer que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra. Nunca lo debe ser. La economía debe proporcionar lo necesario a todo el mundo, eso no debe ser negociable y la economía de mercado, crecientemente, no lo hace ¿Qué cabe hacer ? ¿Cómo contribuir en esta transición? Nadie puede responder con total seguridad a esta pregunta. El camino podría ser seguir trabajando proactivamente por un cambio, certificando cada día nuestra insatisfacción con el sistema actual, siempre desde la serenidad, contribuyendo desde cada ámbito a elevar el nivel de consciencia en uno mismo y en los demás. Se llega sintiendo que nuestras necesidades reales –más allá de nuestros deseos y delirios- no son una exigencia caprichosa, han de ser la base de todo sistema económico.

Fuente: revistanamaste

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