La estafa se consuma

Hoy lunes 25 de junio de 2012 el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ha enviado a Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, una petición oficial, de "rescate- estafa". En nombre del Gobierno de Españistán esta "estafa-rescate",  perpetuará a los ciudadan@s, sus hij@s y niet@s de este país bananero a pagar una deuda odiosa con sus respectivos intereses usureros.Con la excusa de salvar el sistema bancario español agrupado mayormente en el banco corrupto al servicio de los intereses políticos y de la especulación urbanístico-inmobiliaria, llamado Bankia. Un experimento esperpéntico de magnitudes descomunales de robo, corrupción y saqueos diversos que permitía a la casta política, empresarial e inmobiliaria hacer sus oscuros negocios a costa del dinero público. Este sucio negocio que llenaba los bolsillos de empresarios urbanísticos, políticos, constructores, consejeros, especuladores de suelo y vivienda..etc, -estaba siendo alentado y propiciado-, con dinero que bancos internacionales, especialmente, americanos y alemanes inyectaban al negocio e inversión especulativa de la burbuja en la península.

Ahora que su negocio ha dado un un giro inesperado, pues la burbuja estalló en nuestras propias narices, la estrategia de esta chusma, se torna maquiavélica. Pretenden con está inyección de dinero público europeo en "nuestro" sistema bancario continuar perpetuando esta estafa de succión de dinero público hacia sus bolsillos y paraísos ficales. Este sistema corrupto monetario internacional necesita siempre de dinero en forma de deuda para siguir retroalimentandose y poder esclavizar a la raza humana.
Con buena lógica liberal el Estado ha servido sistemáticamente para canalizar la riqueza pública, los bienes públicos, hacia manos privados. Estamos de nuevo en una situación de este tipo: no dejar quebrar pero arruinar a los ciudadanos, liquidar sus condiciones de vida, reducirla a niveles tercermundistas para salvar a los bancos. Esto demuestra quién tiene poder, quién designa, quién decide el reparto de la riqueza. Esa figura sin rostro, sin identidad, sin responsabilidad que se llama mercados financieros: puñado de especuladores que deciden las inversiones en papel –no las reales, claro está, no en medios de producción–, los que dirigen el puñado de grandes fondos de inversión, de pensiones, de hedge funds.