La usurpación violenta de tierras en el valle del Bajo Omo, en
Etiopía, está haciendo que algunas tribus se vean desplazadas y no
puedan cultivar su tierra, dejando a miles de personas hambrientas y
“esperando a morir”. Etiopía continúa poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de 200.000 indígenas tribales, hasta el momento autosuficientes.Tribus como los suris, mursis, bodis y kwegus
están siendo violentamente expulsados de sus comunidades para dar paso
al lucrativo proyecto de plantaciones en el valle promovido por el
Gobierno etíope. Las fuerzas de seguridad están despejando brutalmente la zona para
los enormes campos de algodón, palma de aceite y caña de azúcar, que
privarán a las tribus de sus más valiosas tierras de cultivo y pasto.
Confiscan ganado, destruyen almacenes de comida y ordenan a las
comunidades que abandonen sus hogares y se trasladen a las zonas de reasentamiento designadas.
Un hombre mursi ha descrito a Survival International
cómo el proceso de “aldealización” está destruyendo a su familia: “El
Gobierno está tirando el sorgo al río. Ha cogido los cultivos y los ha
tirado al río. Solo me quedan unos pocos sacos… Estamos esperando a
morir. Estamos llorando. Cuando el Gobierno reúna a toda la gente en una
aldea no habrá sitio para los cultivos y mis hijos pasarán hambre, no
tendrán comida”.
Un hombre suri también ha relatado: “Despejaron la tierra. ¿Por qué
ha vendido el Gobierno nuestra tierra? No hay pastos para el ganado. La
gente tiene hambre… Estamos preocupados por el forraje. Estamos
indignados y no tenemos esperanza”.
Fuente: survival
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