Las organizaciones sindicales han culminado la jornada de huelga general con manifestaciones multitudinarias. Cientos de miles de personas han secundado las protestas en las principales ciudades de todo el Estado, que han quedado colapsadas por la marea de manifestantes. La huelga ha tenido un seguimiento masivo en la industria –evidente en las grandes empresas-- y el transporte, y menor en el comercio y el sector público, con una notable caída del consumo eléctrico.
El gobierno por su parte, como era de esperar, ha minimizado la huelga y se ha reafirmado en su política antisocial, por boca de la directora general de Política Interior y de la ministra Báñez, que ha afirmado que "La senda reformista es imparable” y ha insisto en que la reforma laboral "no se va a cambiar", porque ya recibió el respaldo mayoritario del Congreso, que es "donde reside la soberanía nacional".
La calle dice una cosa y el parlamento, supuestamente democrático, otra: una demostración más, la enésima, de que “lo llaman democracia y no lo es”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario