
El gobierno por su parte, como era de esperar, ha minimizado la huelga y se ha reafirmado en su política antisocial, por boca de la directora general de Política Interior y de la ministra Báñez, que ha afirmado que "La senda reformista es imparable” y ha insisto en que la reforma laboral "no se va a cambiar", porque ya recibió el respaldo mayoritario del Congreso, que es "donde reside la soberanía nacional".
La calle dice una cosa y el parlamento, supuestamente democrático, otra: una demostración más, la enésima, de que “lo llaman democracia y no lo es”.
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