El 25 S ha detonado el temporizador de la argucia y el secretismo de la contrainsurgencia traidora a la nación y a la libertad. Organizaciones que reclamaron cuestiones sociales relativas al empleo y la educación durante el 15 M se han opuesto a la reivindicación política de un cambio constitucional de abajo arriba con la capacidad de elegir la forma de Estado y de gobierno entre las varias opciones existentes en la sociedad por los ciudadanos. Esas mismas organizaciones que se quejaron apenas imperceptiblemente tras el golpe de Estado constitucional que perpetraron PP y PSOE por orden de Angela Merkel y Sarkozy.
El 25 S quizás sea la primera manifestación contra el régimen del 78 desde su instauración. Un régimen acabado en el que sus fisuras comienzan por el ala izquierda e independentista, fruto de su impotencia para seguir robando al ciudadano. Los españoles hemos visto como se han destruido países como Grecia, Irlanda o Portugal. Si no actuamos ahora con la fuerza del poder constituyente, el país quedara asolado políticamente de forma definitiva tras siglos de agonía política. A la espera de un liderazgo claro, dejemos que solo se escuche el clamor popular en las calles, dejemos que el estruendo de la libertad constituyente inunde los corazones de un pueblo hermoso y confiado en el futuro de sus hijos.
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