No todos los días un latino, en este caso un brasileño, le da una buena y educadísima bofetada a los estadounidenses. Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le preguntaron al ex gobernador del Distrito Federal y actual Ministro de Educación de Brasil,
CRISTOVÃO “CHICO” BUARQUE, qué pensaba sobre la internacionalización de
la Amazonía. Un estadounidense en las Naciones Unidas introdujo su
pregunta, diciendo que esperaba la respuesta de un humanista, no de un
brasileño.
Ésta fue la respuesta del Sr. Cristóvão Buarque:
“Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra de la internacionalización de la Amazonía.
Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él
es nuestro. Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación
ambiental que sufre la Amazonía, puedo imaginar su internacionalización,
como también de todo lo demás, que es de suma importancia para la
humanidad.
Si la Amazonía, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero.
El petróleo es tan importante para el bienestar de la humanidad como la
Amazonía para nuestro futuro. A pesar de eso, los dueños de las
reservas creen tener el derecho de aumentar o disminuir la extracción de
petróleo y subir o no su precio.
De la misma forma, el capital financiero de los países ricos
debería ser internacionalizado. Si la Amazonía es una reserva para
todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad
de un dueño o de un país. Quemar la Amazonía es tan grave como el desempleo
provocado por las decisiones arbitrarias de los especuladores globales.
No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para quemar
países enteros en la voluptuosidad de la especulación.
También, antes que la Amazonía, me gustaría ver la internacionalización de los grandes museos del mundo.
El Louvre no debe pertenecer sólo a Francia. Cada museo del mundo es el
guardián de las piezas más bellas producidas por el genio humano. No se
puede dejar que ese patrimonio cultural, como es el patrimonio natural
amazónico, sea manipulado y destruido por el sólo placer de un
propietario o de un país. No hace mucho tiempo, un millonario japonés
decidió enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro. Por el
contrario, ese cuadro tendría que haber sido internacionalizado.
Durante ese encuentro, las Naciones Unidas
estuvo realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes de
países tuvieron dificultades para participar, debido a situaciones
desagradables surgidas en la frontera de los EE.UU. Por eso, creo que
Nueva York, como sede de las Naciones Unidas, debe ser
internacionalizada. Por lo menos Manhattan debería
pertenecer a toda la humanidad. De la misma forma que París, Venecia,
Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia… cada ciudad, con su belleza
específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero.
Si EEUU quiere internacionalizar la
Amazonía, para no correr el riesgo de dejarla en manos de los
brasileños, peruanos, colombianos, ecuatorianos, bolivianos, etc.,
internacionalicemos todos los arsenales nucleares.
Basta pensar que ellos ya demostraron que son capaces de usar esas
armas, provocando una destrucción miles de veces mayor que las
lamentables quemas realizadas en los bosques de nuestra selva.
En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda. Comencemos usando esa deuda para garantizar que cada niño del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela. Internacionalicemos a los niños, tratándolos a todos ellos sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero.
Mucho más de lo que se merece la Amazonía.
Cuando los dirigentes traten a los niños pobres del mundo como
Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían
estudiar; que mueran cuando deberían vivir. Como humanista, acepto
defender la internacionalización del mundo; pero, mientras el mundo me
trate como brasileño, lucharé para que la Amazonia, sea nuestra. ¡¡¡Solamente nuestra!!!“
En una época en que ya no existen las peleas con espada, este discurso equivale a un duelo de un país “débil” contra el todopoderoso EEUU que se cree con derecho de usar y abusar del mundo a su antojo.
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