Hoy han intervenido en el programa D. Vicente Ferrer y D. José Papí. En la técnica ha participado César Bobadilla.
La dictadura de los partidos y el suicidio de los medios
La sociedad no existe si no es a
través del prisma de los partidos. La agenda es suya, les pertenece,
ellos la escriben. Y los medios acatan.
Es fácil comprobarlo accediendo a cualquier
diario generalista. En su “home” por definición figurarán en lugares
destacados noticias relacionadas con los partidos, y en no pocas
ocasiones, copando sus portadas. Los nombres propios, es decir, el
fulanismo, es como una peste informativa. Toda noticia, rumor o la
filtración de turno tienen su origen en los partidos, muy especialmente
en sus cúpulas o en sus entornos, donde encontraremos por supuesto a
banqueros y grandes empresarios —¿o debería decir mercantilistas?—.
La peste del fulanismo
Fulano ha dicho esto, mengano propone aquello o
zutano denuncia lo otro es el leitmotiv de la información nuestra de
cada día. Para los medios no hay debate, polémica o avería que no tenga
su origen, desarrollo y conclusión en el corazón de unas organizaciones
cerradas, todas sin excepción de corte leninista, que han convertido la
política en un asunto menor circunscrito a sus intereses particulares.
La sociedad no existe si no es a través del prisma de los partidos.
La agenda es suya, les pertenece, ellos la escriben. Y los medios
acatan. Los políticos generan las polémicas o las compran; las propagan,
las eternizan o las concluyen, según convenga. Si publicas lo que,
según su parecer, no deberías, te enemistarás con ellos. Si no atiendes a
sus solicitudes, desprecias su versión de los hechos o prescindes de
sus filtraciones, date por muerto: “¿Te has creído que puedes ir por
libre, querido?”.Mantener una buena relación con sus gabinetes de prensa consiste precisamente en eso, en no ir por libre. Las relaciones se invierten. No es el partido quien persigue a los medios para que le den relevancia, adjunten sus opiniones o cedan espacio para que sus representantes firmen análisis vacíos de ideas comprometidas, pero llenos de lugares comunes y corrección política a mansalva. Son los medios los que han de sentirse honrados cuando éste o aquel preboste se digna a proporcionales una pieza escrita de su puño y letra. El prestigio y relevancia de un diario parece ser directamente proporcional a las firmas de ilustres mandarines que lleve regularmente en su portada. Y todo, como digo, para llenar páginas y páginas de obviedades, de un impostado sentido común, de consignas prefabricadas, de fotocopias de falsos programas electorales, contenidos todos donde los hallazgos y el riesgo intelectual, o el más elemental pensamiento, brillan por su ausencia.(Sigue)
Fuente: "La dictadura de los partidos y el suicidio de los medios", artículo de Javier Benegas en Vozpópuli.
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