En el último medio siglo nos hemos acostumbrado a pensar en la contaminación como algo propio de nuestra especie.
Antes, apenas nos preocupábamos del tema, salvo algún caso especial. La
Tierra tenía mecanismos suficientes para absorber nuestra basura. Sólo
que ahora nos preocupa que no siempre pueda ser así. Además, creemos que sólo nosotros contaminamos y eso no es exacto. Hay otras fuentes naturales de contaminación, y a veces superan la capacidad de recuperación natural.
Una de las mayores contaminaciones atmosféricas tuvo lugar hace unos
2.200 millones de años. Evidentemente, no andábamos caminando por la
tierra por entonces, así que no nos pueden echar la culpa. Además, el
contaminante fue algo inaudito para nosotros, pues se trataba nada menos
que de oxígeno. ¡Sí, el mismo gas que necesitamos para vivir! ¡Fue un contaminante!
Todos aquellos organismos que pudieron adaptarse al oxígeno pudieron así medrar en una atmósfera contaminada con dicho gas. Quienes no pudieron adaptarse, desaparecieron o bien se escondieron en algún ecosistema libre del oxígeno. Otro de los efectos más interesantes del oxígeno fue permitir formas de vida más activas. En particular, permitió la aparición de los animales pluricelulares, quienes necesitan ese gas para mantener su ritmo de vida tan intenso. Ritmo de vida que mantenemos nosotros, los seres humanos.Debemos nuestra existencia a la catastrófica contaminación del oxígeno.
Un agradecimiento a Victor Vila, administrador del portal ciencia y ficción por cederme amablemente el video para compartirlo en mi blog.
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