Pedir
un crédito no tiene que ser en teoría malo. Siempre y cuando se cumplan dos requisitos: que
sea de verdad necesario y que, además, quien se endeude pueda devolver
el dinero. Pero en un creciente número de casos, el crédito se debería
llamar más bien descrédito. O, directamente, trampa.
“El descrédito”
muestra los testimonios de personas atrapadas en estos créditos y
analiza, a través de diversos expertos, cómo hemos llegado a esto y
cuáles son las soluciones para escapar de esta peligrosa dinámica de
endeudamiento descontrolado y abusivo.
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