Hazaribagh es un suburbio de Dhaka, la capital de Bangladesh, donde
miles de personas trabajan en condiciones infrahumanas para tranformar
14 millones de pieles en el cuero con el que se confeccionan cada año
las chaquetas, los bolsos y otros artículos de piel baratos que llenan
nuestros armarios. Convertido en un centro global de producción de artículos de cuero
gracias a la deslocalización y los bajos costes de fabricación, emplea a miles de personas que trabajan más de doce horas al día por
unos 40 euros al mes. Estos trabajadores, muchos de ellos niños, están
expuestos a diario a sustancias tóxicas que queman su piel, causan
cáncer y acabarán con su vida antes de cumplir los 50.
Bangladesh, cuero tóxico muestra también las consecuencias
ambientales de la actividad en las curtidurías, 280 en el entorno de
Hazaribagh, que cada día vomitan 15.000 metros cúbicos de residuos y
lodos tóxicos que contaminan los ríos y el subsuelo.
El documental tardó en rodarse dos años. En un primer viaje, el equipo fue arrestado y expulsado del país y
todo el material rodado destruido. Año y medio después, y tras varios
intentos frustrados, otro equipo consiguió entrar a través de Pakistán y
regresar a Hazaribagh para mostrarnos una tragedia alimentada por la
globalización.
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