La transformación de la comida en un medio de especulación financiera ya
lleva más de veinte años. Pero nadie pareció notarlo demasiado hasta
2008. Ese año, la gran banca sufrió lo que muchos llamaron "la tormenta
perfecta": una crisis que afectó al mismo tiempo a las acciones, las
hipotecas, el comercio internacional. Todo se caía: el dinero estaba a
la intemperie, no encontraba refugio.
Tras unos días de desconcierto
muchos de esos capitales se guarecieron en la cueva que les pareció más
amigable: la Bolsa de Chicago y sus materias primas. En 2003, las
inversiones en commodities [materias primas] alimentarias importaban
unos 13.000 millones de dólares; en 2008 llegaron a 317.000 millones. Y
los precios, por supuesto, se dispararon.
(más)
El gran invento de estos mercados es que el que quiere vender algo no
precisa tenerlo: se venden promesas, compromisos, vaguedades escritas en
la pantalla.
1 de cada 9 no
tiene suficientes alimentos para comer mientras el agrocombustible que usan los coches estadounidenses alcanzaría para
que todos los hambrientos del mundo recibieran medio kilo de maíz por
día.
El Hambre, de Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957), se publica
en España el 28 de enero. Editorial Planeta, 624 páginas. 24,90 euros,
versión impresa; 14,99 euros, versión electrónica.
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