En su último libro "No vamos a tragar", Gustavo Dush propone una vuelta a la agricultura local, de proximidad, con productos y
variedades que garanticen la diversidad en la alimentación, y permita, a
la vez, devolver el protagonismo a los consumidores y a los campesinos
para poder recuperar el control sobre la seguridad alimentaria,
concentrada ahora cada vez más en muy pocas manos.
En su libro, critica el sistema como se conforman los precios en la
agricultura globalizada y la especulación en los mercados
internacionales de las bolsas de Chicago o Nueva York. Esta
concentración hace que, según explica, “sólo seis empresas controlen el
60% de las semillas convencionales y el 76% de la venta de productos
químicos a nivel mundial”.
“Cinco grandes supermercados de distribución de alimentos en España
venden el 75% de lo que comemos”, resumió. La formación de precios
“especulativa” le lleva a pronosticar que en el futuro “podremos tener
problemas en la adquisición de alimentos”.
También sostiene que esta crisis alimentaria podría desencadenarse
debido a excesiva dependencia del petróleo, un “recurso finito” que
sigue siendo clave en el actual modelo agroindustrial, y que está ahora
en su punto máximo de extracción, tras el cual se encarecería el crudo,
según algunos expertos.
Agroindustria, transgénicos, biodiésel, especulación y crisis
alimentarias. De todo ello hablamos con Gustavo Duch, autor del libro
'No vamos a tragar. Soberanía Alimentaria: una alternativa frente a la agroindustria'.
Otra muestra de este fenómeno de globalización es el acaparamiento de las tierras. Se calcula que en tierras etíopes ya se han “entregado” a inversionistas extranjeros un total de 3,6 millones de hectáreas para la puesta en producción del regadío. Gustavo Dush recuerda que el sistema alimentario global es responsable de entre el
44% y el 57% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero,
por lo que “cambiar el sistema agroalimentario significa cambiar el
futuro del planeta”.
Gustavo criticó también la negociación del futuro acuerdo bilateral entre
Estados Unidos y Europa y expresó su temor a que comporte “una
desregulación” de la normativa europea que haga bajar el listón de la
protección de la seguridad alimentaria” y dé una entrada masiva de
cultivos transgénicos, en detrimento de los derechos del ciudadano a ser
informado en el etiquetado, entre otros efectos.
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