Su cometido era social. Llegar adonde no llegaban los bancos. Financiar
pequeños proyectos y no buscar la rentabilidad por encima de todo. Sus
beneficios debían alimentar proyectos sociales y culturales para la
comunidad pero fueron a medida que su dirección recaía en manos de los
políticos autonómicos de turno, patronal y sindicatos estatales su giro fue irremediable
hasta tal punto que son las principales responsables de la crisis
financiera que desató el crack económico que asola nuestro país. Son
las Cajas de Ahorro. En 2010 había 47 y servían para financiar los
proyectos megalómanos que tenían en diversas comunidades. Aeropuertos desiertos, autopistas sin tráfico, estaciones de AVE infrautilizadas, centros culturales inviables, y un largo etcétera.
Además
de ser las entidades financieras que más invirtieron en suelo y en
propiedades inmobiliarias, también son las que más animaron a sus
clientes en invertir en productos financieros opacos como las
preferentes o las que más desahucios ejecutaron.
4 años más tarde sólo quedan 16 Cajas. Algunas han sido intervenidas y nacionalizadas con su deuda incluida como CajaSur, CAM, NovaCaixaGalacia, CatalunyaCaixa, Bankia y otras han sido fusionadas a bancos privados como UNNIM, por el BBVA, y el Banco de Valencia por parte
de CaixaBank. Son ellas las que se han llevado la mayoría de los 40 mil millones que el Gobierno Español pidió de rescate a Europa. Algunos
de sus responsables están en plenos procesos judiciales, como es el
caso Bankia o el juicio de la CAM. Muchos economistas, políticos y
abogados han visto este fraude como la oportunidad de apostar por una
banca pública transparente y efectiva, aunque el Ejecutivo no lo ve con
buenos ojos.
Punto de Mira analiza qué pasó con las Cajas de
Ahorros, cuál es su futuro, quién salió perjudicado con su mala gestión y
quiénes tienen que pagar por ello.
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