Sin embargo, resulta más claro día a día lo que no es verdad. Y por esa medida por sí sola, es posible determinar si eres una de las personas que comienzan a despertar.
1. Conocemos que no hay diferencia significativa entre los principales partidos políticos: Es muy fácil quedar atrapado en el debate entre izquierda-derecha y creer que hay una diferencia entre los principales partidos políticos. Sin embargo, el debate es una cosa, mientras que las acciones son otra. “Por sus obras los conoceréis”, y es indiscutible que no hay una diferencia significativa entre los partidos políticos al momento de la acción sobre los temas más importantes.
2. Conocemos que los bancos centrales e internacionales son el motor de nuestros problemas económicos: La esclavitud a la deuda es la fuerza totalitaria que amenaza a toda la humanidad. Cuando un pequeño grupo de personas tiene la capacidad de crear riqueza de la nada y cobrar intereses sobre la misma, adquieren la capacidad de esclavizar al planeta a pesar del tipo de gobierno que un país diga tener.
3. Conocemos que las "guerras preventivas" no son necesarias: entonces nos convertimos en seres humanos despiertos. Sugerir una guerra porque alguien es diferente a nosotros, o porque pueden suponer una amenaza en el futuro es simplemente absurdo. Nadie quiere una guerra, excepto los poderes inmorales que se benefician de ella.
4. Tenemos conocimiento de los intentos sistemáticos para envenenarnos: Es cierto que hay mucho que aprender en términos de cómo estamos siendo secretamente envenenados. Es probable que con el propósito deliberado del embrutecimiento social y, en última instancia, para el sacrificio de la población. Podríamos pensar: ¿Existe alguien tan peligroso que quiera hacer esto a gente inocente? En el momento en que comenzamos a buscar la respuesta a esa pregunta, estamos un paso más cerca del despertar.
5. Entendemos que el gobierno no puede, ni debe legislar moralidad: Cuando nos damos cuenta que la función del gobierno es sólo proteger nuestra libertad y trabajar por el bienestar de los ciudadanos, despertamos. Debería existir tan sólo una ley moral: No hacer daño. Por lo tanto, es imposible que el gobierno obligue el cumplimiento de la moralidad con pelotas de goma, porras, multas u opresión y represión de todo tipo, porque claramente causan daño severo a nuestra libertad, bienestar e integridad física y moral.
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