Nuestra Carta Magna tiene, sin duda,
un trastorno bipolar severo. Por un lado contiene una gran cantidad de
artículos que garantizan un estado social, haciendo referencia al
derecho al trabajo digno, a la vivienda digna, a la justicia y a que
todos somos iguales ante la ley, a la sanidad, la educación, etc.
Sin embargo, por otro lado, existen otra
serie de artículos que contradicen directamente a los anteriores. Por
ejemplo ese que dice que “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad“,
algo que choca frontalmente con esa tontería de que todos somos iguales
ante la ley. O mejor, el artículo 135, reformado por el PSOE en 2011
para poner a los mercados por encima de todo lo demás. Sí señor, por
encima de todas esas minucias que decíamos antes de trabajo, vivienda,
sanidad, educación…
Nuestra Constitución es bipolar, sin
duda. Pero con un matiz, y no pequeño. Un trastorno bipolar se
caracteriza por que lo mismo te da en un momento por una cosa, como en
otro por la contraria. Pero lo curioso en nuestra Carta Magna es que
siempre se olvida de los mismos artículos -los que hablan de un estado
social-, a la vez que siempre cumple a rajatabla los que favorecen el
poder establecido de la monarquía, la burguesía, la banca y los
mercados.
Pero no todo es culpa suya, sino más
bien de quienes la aplican e interpretan. La Constitución está hecha
para que valga lo mismo para un roto que para un descosido. Es decir,
que dependerá de qué tipo de gobierno tengamos, y si esté está al
servicio de los mercados y la banca -como siempre hasta ahora- o al
servicio de los ciudadanos -este último está por ver-.
¿Qué celebramos hoy en el Día de la Constitución? sigue...
Fuente: otroslopez
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