
Hemos aprendido que quizá la mejor forma de leer un discurso es a través de sus ausencias. Por ejemplo, a pesar de insistir muchísimo en una renovación productiva de la economía, Rajoy tan sólo pronunció la palabra “conocimiento” dos veces en todo el discurso. No mencionó la palabra cultura, ni siquiera la socorrida coletilla “industrias culturales”. No mentó la palabra ciencia, ni internet, ni red. Tampoco habló de alquiler social o dación en pago. Nada de paz, ni derecho(s).
Las que sí pronunció las tenéis en esta imagen:

Las dos ideas fundamentales de la intervención de Mariano Rajoy fueron, por un lado, que la creación de empleo genera riqueza, cuando es la riqueza social la que, en todo caso, genera empleo . En segundo lugar, que la nación es como una empresa que debe competir contra otras en un mercado global. En esa idea de empresa-nación los derechos entorpecen la competitividad y encarecen los productos y servicios, cuando es la garantía de los derechos los que nos encaminan hacia la prosperidad.

La verdad, que no mencionó Rajoy, es que los ciudadanos estamos pagando la salvación de los bancos y, lo que es peor, los gobiernos europeos y la UE están permitiendo la especulación con la deuda pública, un rescate encubierto de enormes dimensiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario