Habla Alberto Franceschi desde el exilio, miércoles 16 de agosto de 2017.
La cohabitación entre la dictadura y la MUD
HUMBERTO GONZÁLEZ
Los días que siguieron al 16 de julio fueron de dramática agonía para
los venezolanos. La dirigencia de la MUD comenzaba a lanzar sus globos
de ensayo antes de la elección constituyente, para “preparar” a su
audiencia frente a una lastimosa secuencia de saltos acrobáticos y
piruetas políticas, justificados con “jugar ajedrez en varios tableros” y
“no dejarle espacios al régimen”. En otras palabras, un cambio radical
en la estrategia de la oposición y una traición a lo aprobado por
millones de ciudadanos en la consulta popular (renovación de poderes
públicos y la conformación de un gobierno de unidad nacional).Pero sería el 30 de julio, no el 16, cuando se iniciaría una nueva fase de lucha contra la dictadura, una vez conocidos los resultados del fraude constituyente. A nadie, ni siquiera a los medios de comunicación, le interesaba saber quiénes habían sido electos. Eso en verdad era irrelevante. La noticia que reclamaba confirmación es que, efectivamente, tal como tantas veces el gobierno lo había anunciado, la constituyente oficialista había sido electa contra más de 80% del país. Esto significa que el régimen seguía avanzando en su proyecto de estructurar un Estado totalitario de nuevo tipo, soportado por las fuerzas militares y, ahora, con una oposición controlada.
Frente a esta nueva realidad, la MUD adoptó una nueva política que expresa su nueva estrategia de supervivencia: La cohabitación con el régimen. Sin ni siquiera convocarse para un análisis de la coyuntura o rendir cuentas de su actuación pivotaron sin pestañear a la jugada siguiente. Pretendiendo dominar las oscuras artes de los “zorros políticos”, anunciaron que por consenso habían decidido ir a unas elecciones regionales de las cuales tan solo unas semanas simulaban rechazar. (Sigue)
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