Si sabemos a ciencia cierta que nuestro voto no sirve para tener representantes ¿por qué hay gente que vota? ¿qué esperan conseguir yendo a las urnas? ¿qué pasión satisfacen contribuyendo a la farsa? Incluso queriendo protestar con el voto en blanco, se alimenta la hoguera de las vanidades del Estado de partidos. Explicamos cómo el voto en blanco es la mayor contradicción electoral posible además de inútil como forma de protesta.
Presenta: Manuel Ramos.
¿VOTO EN BLANCO O ABSTENCIÓN?, por Dalmacio Negro
El sistema de poder existente en España no es un régimen u orden político. No obstante, gente responsable e independiente sugiere votar en blanco el 20 de diciembre. El voto en blanco descalifica ciertamente a los partidos concurrentes, pero deja intacto el sistema que los produce. Eric Voegelin describió muy bien su naturaleza: mientras «en la [auténtica] ciencia política, se trata, más allá de la corrección de las proposiciones, de la verdad de la existencia», en un sistema, la verdad es intrínseca al mismo y el poder político la impone como la verdad absoluta.
La única respuesta política frente al sistema consiste en ejercitar el derecho de resistencia. Votar en blanco es aceptar pasivamente el sistema. Abstenerse es ejercitar la libertad -«el derecho de cada hombre a cumplir con su deber» (José Martí)- desobedeciendo pasivamente al consenso político entre los partidos del sistema.
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