La actual política, seguida por muchos gobiernos de la Unión Europea, conduce a la mayor parte de los trabajadores al hambre y a la pobreza, sea en Portugal, en Grecia, en España o en Irlanda. Es urgente combatir esta política y este tipo de Unión Europea al servicio del capital.
Pretenden que todos los trabajadores paguemos la crisis que los capitalistas y banqueros provocaron, recortando en derechos laborales, indemnizaciones por despido, servicios sociales, sueldos y pensiones para hundirnos en la más absoluta miseria. La situación es de profunda indignación para los pobres y trabajadores, a la vez que los ricos continúan siendo cada vez más ricos, dentro y fuera del gobierno.
El día 24 de noviembre en Portugal será el día en que millones de trabajadores participarán de la huelga general, en las empresas y servicios y que más pronto que tarde se trasladará a otros países europeos.
Si las viejas centrales sindicales y las izquierdas parlamentarias no dan respuesta, lo que es necesario es dar aliento a los nuevos movimientos de contestación que están surgiendo por Europa y por el mundo y que pueden asumir una dinámica anticapitalista.
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