La cultura, los sueños, fantasía y objetivos de millones en todo el mundo, son el campo el nuevo campo de una batalla global.
En el ámbito latinoamericano, la base de la técnica de producción
radial, televisiva y cinematográfica tiene un origen estadounidense, no
tanto por su perspectiva ideológica, sino por el grado de influencia de
los adelantos tecnológicos en los sectores culturales. Pero la difusión
masiva, por su necesidad de ser siempre creciente, por su monstruosa
condición devoradora de ideas, soluciones y productos que requieren un
tiempo desproporcionadamente mayor de conformación que de confrontación y
consumo directo, legitima el carácter reproductivo —y no productivo— de
la creación y, por supuesto, de los intentos de renovación en el nivel
paradigmático de la cultura. Hay, pues, una cultura que, desde lo
popular, reclama su inclusión en lo masivo, y una industria capaz de
incluirla en un proyecto de redistribución. La perversidad reproductiva
corresponde, por tanto, al mecanismo de mercado y no al paradigma
cultural.
Los modelos reproductivos se suceden, entonces, sin que sea posible
detenerse a analizarlos más que al cabo de un tiempo lo suficientemente
largo como para haber incidido en el gusto y hasta en la conciencia de
sus receptores. El pragmatismo de los medios de difusión masiva se
sublima en los ratings, que son, a fin de cuentas, quienes
definen la permanencia de todo un equipo de trabajo en su puesto
laboral. Y mientras todo ese proceso productivo ocurre, los valores de
la cultura entran en relación con esas mismas normas. Sin embargo, no
podemos olvidar que el culebrón es un producto de origen cubano,
extendido a América Latina y, de ahí, llevado a los Estados Unidos por
sus posibilidades y sus características populares. La dominación, y esto
es esencial, no se ejerce en, sino con la cultura; no se reproduce en las manifestaciones culturales, sino mediante mecanismos de consumo masivo.
Información relacionada: La CIA y la guerra fría cultural, por Frances Stonor Saunders. Leer en pdf aquí
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