En cualquier país europeo, una mentira o exageración de este tipo conllevaría el cese, renuncia forzada y muerte para la política del tramposo. En España se pasa página y tira para adelante.

Lo que define a la verdad de hecho es que su opuesto, no es el error ni la ilusión ni la opinión, elementos que no se reflejan en la veracidad personal, sino la falsedad deliberada o mentira.
"La mentira política, la falsedad institucional del Estado de partidos, es la madre y el motor originario de todas las corrupciones." Antonio García-Trevijano, Frente a la gran mentira (1996)
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