Lobistas al servicio de una empresa o de un sector industrial,
ejecutivos de empresas trasnacionales, cuya cifra de negocios es
superior a la suma del PIB de varios países en los que operan. Instancias
cuya conexión tentacular se despliega más allá de las fronteras
nacionales. Son los usurpadores que se introducen en los negocios del
mundo a golpe de inversiones y de puertas giratorias, se infiltran en la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) y, bajo la batuta de Davos,
trabajan para crear un mundo a su imagen. Ellos son los que
deciden el contenido de los tratados comerciales estratégicos, como la
actual Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI o
TTIP, en inglés), negociados en el mayor secreto, y siempre bajo la
mirada atenta de los representantes del sector privado.
"No es solo su tamaño
ni su enorme riqueza y sus activos lo que convierte a las
transnacionales en un peligro para la democracia. También lo son su
concentración y su cohesión, su cooperación y su capacidad para influir,
infiltrar y en algunos casos reemplazar gobiernos. Están actuando como
una genuina autoridad internacional con el fin de defender sus intereses
comerciales, su poder y sus beneficios en contra del bien común.
Comparten un mismo lenguaje, una ideología común e idénticas ambiciones,
que nos afectan a todos. Los ciudadanos que valoran la democracia no
pueden permitirse ignorar este peligro." Susan Georgeíndice e introducción
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