La compañía de efectos visuales Big Lazy Robot ha lanzado un cortometraje de animación que satiriza acerca de la obsolescencia programada y otras observaciones de la vida moderna. En el corto, unos pequeños robots rojos compran un teléfono -que imita el diseño del iPhone de Apple- y viven obsesionados con el aparato, hasta que otro robot de la compañía fabricante los estropea y el ciclo se repite cuando vuelven a hacer la cola de la tienda para comprar otra versión del terminal en cuanto se pone en venta.
Big Lazy Robot, conocida por otro cortometraje bajo el título de Keloid, ha reflexionado acerca de cómo "nuestra felicidad se basa en cosas que no necesitamos y se gobierna por entidades que no controlamos".
Pero sin duda que la aceleración de la obsolescencia, que va de la mano con la menor durabilidad de los productos y de la menor facilidad para repararlos, se convierte en el medio decisivo para aumentar el volumen de ventas. Obliga a las empresas a inventar continuamente necesidades y deseos nuevos, a atribuir a las mercancías un valor simbólico, social, erótico, a difundir una “cultura del consumo” que apuesta por la individualización, singularización, rivalidad y envidia, es decir, lo que se ha llamado, según Erich Fromm, “socialización antisocial”.
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