Antes se hablaba de los riesgos para la salud, las cuestiones éticas y el desarrollo de enfermedades contagiosas. Recientemente, la
salvaguardia del planeta se ha convertido en el nuevo credo de los detractores de la carne. Un imperativo social y ecológico que ha trascendido largamente el círculo de activistas y vegetarianos históricos. La
contaminación por metano, un gas potente que causa el efecto de invernadero, la
deforestación, el saqueo de los
recursos alimentarios de los países del Sur y el
consumo de combustibles para importar carne y forraje son solo algunos argumentos esgrimidos por los
opositores al filete.
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