
Mientras en Sudáfrica, las selecciones del mundo juegan al fútbol para conseguir la ansiada copa mundial, el equipo de Amnistía Internacional se juega la mejor defensa de la historia. Una defensa por los derechos humanos en el mundo, los 11 también sudan su camiseta como los jugadores del mundial, pero por el contrario, para estos defensores, meterle un gol al contrario significa salvar una vida, o en ocasiones la suya propia.
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